A día de hoy, el packaging para alimentación se ha convertido en mucho más que un simple envoltorio. A su tradicional función de protección y preservación de los alimentos se ha añadido su papel como herramienta de comunicación e imagen de marca.
Como puedes imaginar, el objetivo principal del embalaje alimentario es conservar la calidad y las propiedades del alimento, protegiéndolo de contaminaciones externas. Sin embargo, un envase bien diseñado también sirve para impactar visualmente en el consumidor y reforzar la identidad de la marca.
Además, el packaging también aporta información sobre el producto, algo cada vez más valorado por parte de los consumidores actuales, que demandan más detalles y transparencia sobre el aporte nutricional, los ingredientes y la trazabilidad de los alimentos.
En este post, te contamos qué es el envasado de alimentos y qué tipos existen. Además, hablaremos de la importancia del packaging en alimentación y las nuevas tendencias que están revolucionando el sector.
¿Qué es el envasado de alimentos?
El envasado de alimentos es el proceso mediante el que los productos alimentarios se colocan dentro de un recipiente o envase con el objetivo de protegerlos, conservar su frescura y garantizar su seguridad durante el transporte, almacenamiento y venta.
De este modo, no solo se evita la contaminación externa y la pérdida de calidad, sino que también se prolonga la vida útil del alimento, se facilita su manipulación y se ofrece información clave al consumidor –como ingredientes, fecha de caducidad o componentes nutricionales–.
Aunque el embalaje alimentario ha tenido, tradicionalmente, una finalidad meramente funcional, con el tiempo este concepto ha ido evolucionando y ha dado paso a lo que hoy conocemos como packaging para alimentación.
En el contexto actual, el packaging alimentario no solo se centra en proteger el producto, sino que sirve como portador del mensaje de marca, como primera impresión que el consumidor se lleva del producto y, muchas veces, como factor decisivo en la compra.
Es decir, el food packaging habla por la marca, conecta con el consumidor y marca la diferencia respecto a otros productos de la competencia. Así, el envase debe ser seguro pero también atractivo, práctico, sostenible y coherente con los valores que quiere transmitir la empresa.
Tipos de packaging alimenticios
A continuación, vamos a ver los diferentes tipos de empaques para alimentos que podemos encontrar en el mercado. Vamos a clasificarlos en función de dos aspectos: en primer lugar, según el grado de contacto con el alimento y, en segundo lugar, según el sistema de envasado utilizado.
Según el contacto del embalaje con el alimento, podemos encontrar:
Packaging primario
En este caso, el envase está en contacto directo con el alimento, con la función de preservar la calidad del producto, protegerlo frente a agentes externos y garantizar su seguridad hasta el momento del consumo.
Este tipo de envase suele incluir información importante para el consumidor, como la fecha de caducidad, los ingredientes, los valores nutricionales y las recomendaciones de conservación.
En esta categoría se encuentran, por ejemplo, botellas, latas, envoltorios, bolsas, bandejas, frascos, etc.
Packaging secundario
Por su parte, el packaging secundario tiene como objetivo agrupar varios envases primarios para facilitar su manipulación, transporte y comercialización. Aunque no está en contacto directo con el alimento, sigue siendo visible para el consumidor y juega un papel relevante en el diseño y presentación del producto en los puntos de venta.
Algunos ejemplos serían las cajas de cartón que contienen varios yogures, los packs de botellas o los paquetes que agrupan varias bolsas de galletas.
Packaging terciario
Por último, el packaging terciario se emplea para el almacenamiento y transporte a gran escala. Por ello, no está destinado al consumidor final sino que facilita la distribución de los productos a lo largo de la cadena de suministro.
El diseño de este embalaje alimentario se centra en la resistencia, la protección del contenido durante largas distancias y la optimización del espacio.
Hace referencia, principalmente, a los pallets y cajas de cartón en las que se transportan los envasados secundarios hasta los puntos de venta.
Por otra parte, en función de la técnica de envasado empleada, existen:
Envasado al vacío
Este sistema consiste en extraer el aire del interior del envase antes de sellarlo herméticamente. Esto reduce significativamente la presencia de oxígeno, lo que ayuda a prevenir la oxidación y ralentizar el crecimiento de bacterias y microorganismos que deterioren los alimentos.
Es el tipo de envasado más utilizado, especialmente en carnes, embutidos y quesos curados, entre otros. Además, este método no solo prolonga la vida útil del alimento, sino que permite conservar características como el sabor y la textura.
Envasado en atmósfera modificada
En el envasado en atmósfera modificada también se extrae todo el aire del interior del envase, pero en este caso se sustituye por una mezcla de gases específicos, que varían en función del tipo de alimento.
De esta forma, se ralentiza el proceso de deterioro sin necesidad de añadir conservantes químicos y los productos se mantienen frescos durante más tiempo, conservando su aspecto y su sabor.
Este método se utiliza principalmente en alimentos frescos como carnes, pescados, ensaladas y panadería industrial.
Envasado en caliente
Este tipo de packaging consiste en introducir el alimento dentro del envase a altas temperaturas, para después cerrarlo herméticamente. Durante el proceso, el calor elimina los posibles microorganismos presentes tanto en el alimento como en el envase, garantizando una conservación segura.
Lo más habitual es que este sistema de envasado se utilice en conservas, mermeladas, salsas y comidas preparadas.
Envasado en frío
En contraposición con el anterior, el envasado en frío se basa en refrigerar o congelar los alimentos envasados para mantener sus propiedades. Por este motivo, es fundamental que el envase resista bien las bajas temperaturas y evite la entrada de humedad o aire.
El envasado en frío se utiliza principalmente en la industria de comida preparada, vegetales congelados, carnes y productos de pastelería. Aunque requiere una cadena de frío constante, permite conservar los alimentos sin necesidad de aditivos y con una excelente calidad nutricional.
Envasado inteligente
En los últimos años está surgiendo una nueva tendencia que cada vez va tomando más fuerza en el sector del packaging alimentario: el envasado inteligente.
Esta técnica consiste en incorporar tecnologías que permiten monitorizar el estado del producto, ofreciendo información sobre los cambios de temperatura, el estado de conservación del alimento o sus propiedades. Para ello, suelen utilizarse códigos QR o etiquetas que cambian de color si el alimento ya no es seguro para el consumo.
El envasado inteligente está ganando terreno especialmente en el sector de los alimentos gourmet, ya que ofrece un valor añadido en cuanto a seguridad alimentaria.
La importancia del packaging para alimentación
Como puedes ver, el packaging alimentario cumple una función mucho más compleja que simplemente contener el producto. Su papel abarca desde la seguridad alimentaria hasta la estrategia de marketing y comunicación de marca. Y es que en un mercado donde los consumidores cada vez exigen más información, el envase se convierte en un factor clave en la experiencia de compra.
Desde un punto de vista técnico, el packaging sirve para proteger a los alimentos de contaminaciones externas, conservar sus propiedades nutricionales y prolongar su vida útil. Pero más allá de su funcionalidad, el envase también ejerce una labor de comunicación: a través del diseño, los colores, los materiales y la información que ofrece, el packaging transmite los valores diferenciales de la marca.
En este sentido, dentro de un entorno tan competitivo como el actual, un buen envasado alimentario puede marcar la diferencia para el consumidor. Por eso, cada vez son más las marcas que toman conciencia de la importancia de este factor a la hora de vender.
Por ejemplo, desde Fundación Rey Ardid realizamos el montaje de envases para el sector alimentario, centrándonos especialmente en el packaging secundario, que une el embalaje primario (el que está en contacto directo con el alimento) a un segundo embalaje.
Además, en los últimos años han surgido nuevas tendencias que están transformando el sector del envasado alimentario. A los ya mencionados embalajes inteligentes se unen otras tendencias como la sostenibilidad, la personalización y la adaptación a nuevas formas de consumo como la comida para llevar.
Por ejemplo, los envases de comida para llevar personalizados se han convertido en una solución cada vez más demandada por negocios que buscan diferenciarse y ofrecer una imagen de marca más potente. Así, los envases personalizados no solo protegen el alimento sino que también refuerzan la identidad visual del negocio.
A su vez, el auge de la comida para llevar ha orientado el packaging para hostelería hacia formatos más resistentes, atractivos y respetuosos con el medio ambiente, respondiendo tanto a las exigencias del consumidor moderno como a las nuevas dinámicas del sector gastronómico.