Las nuevas tecnologías suponen una gran ayuda y cada vez son más las personas de cierta edad que se acostumbran a utilizarlas. Estar informados, entretenerse o comunicarse son los principales usos de estas nuevas tecnologías y, sobre todo de internet. Sin embargo, aparte de las numerosas ventajas, existen algunos inconvenientes que debemos tener en cuenta.
Y es que con el auge del uso de internet entre personas mayores, han aumentado también la picaresca y las estafas a través de esta vía. Probablemente habréis escuchado casos de timos en aplicaciones de mensajería instantánea, de e-mails, etc. y no siempre son fáciles de identificar. Desde aquí, os hablamos de las estafas más comunes con el objetivo de que estéis prevenidos y evitar así disgustos y malas experiencias.
Entre las más famosas se encuentran los correos enviados “supuestamente” desde tu banco, tu compañía de seguros o alguna otra entidad reconocida. Estos emails solicitan tus datos personales o claves de acceso a cuentas, usando como pretexto algún fallo interno. Otros amenazan con cerrar la cuenta (que probablemente ni siquiera hayas abierto) y para evitarlo necesitan tus datos o incluso algún pago urgente para evitar perder tu cuenta.
Otro famoso timo es el correo anunciando que has sido seleccionado para algún premio o regalo a cambio del ingreso de un pequeño importe de dinero para desbloquearlo.
También es común recibir mensajes en cadena a través de aplicaciones de mensajería instantánea en los que indican que debes reenviar ese mensaje a todos tus contactos o facilitar los datos de algunos de ellos para evitar que eliminen tu cuenta de la aplicación o cargos mayores a tu factura de teléfono.
Por norma, cualquier solicitud de información o datos que llegue de forma poco habitual o segura como pueden ser emails, formularios, envío de mensajes sms o a través de WhatsApp; así como la descarga de archivos adjuntos o enlaces procedentes de fuentes desconocidas y, por supuesto, peticiones de pgos por anticipado suele ser una potencial estafa.
Desafortunadamente, la imaginación de los estafadores no tiene límites y no paran de inventar nuevos trucos más ingeniosos cuando los anteriores ya son conocidos y dejan de funcionar.
Estos estafadores suelen atacar más a personas mayores porque piensan que tienen más dinero ahorrado y porque son más influenciables debido a factores como la soledad, cierto cambio en la percepción y el desconocimiento de las tecnologías y sus peligros.
La mayoría no quieren a acudir a sus hijos para pedirles consejos por miedo a molestar, a ser regañados o incluso por vergüenza. Sin embargo, enseñándoles una serie de medidas sencillas podemos evitar la mayoría de la estafas.
- Que nunca se fíen de una visita, una cita, una compra o cualquier cosa que no hayan solicitado. Si desean comprar algo, pueden ir por sí mismos a la página web de la empresa.
- No dar nunca sus datos personales o utilizar su tarjeta bancaria en una página que no tenga un candado al lado de su dirección electrónica; o que esta no empiece por “https://www”. La “s” señala que está en una página segura.
- No abrir archivos o enlaces sin saber de dónde vienen.
- Acudir siempre a una persona de confianza en caso de cualquier duda o mal presentimiento. A veces sólo basta con decir por teléfono que necesita consultar a un vecino para que el estafador se desanime.
- Denunciar las estafas a los organismos competentes, incluso cuando no están totalmente seguros de si ha sido un timo o no.
- Si han sido víctimas de una estafa, llamar a la policía o a la Guardia Civil lo antes posible e intentar describir el caso con precisión y detalles.