Agotamiento emocional y físico, estrés, ansiedad, depresión o frustración son algunos de los síntomas del síndrome del cuidador quemado o burnout.
¿Qué es el síndrome del cuidador quemado?
Aunque cuidar a otras personas es una experiencia enriquecedora y satisfactoria, en algunos casos, provoca estrés emocional y físico que puede afectar negativamente al estado de ánimo e incluso a las relaciones sociales de la persona. Esto es lo que llamamos el síndrome del cuidador quemado
Por otro lado, este síndrome puede llegar a provocar un deterioro de la relación cuidador-paciente y que el sentimiento de autorrealización profesional desaparezca.
El agotamiento profesional es común en muchas profesiones, aunque en aquellas en las que existe una mayor implicación emocional suele ser más frecuente. Por eso es tan importante que sepamos detectar el síndrome del cuidador quemado, así como que llevemos a cabo una serie de precauciones para evitarlo.
¿Cómo saber si te estás quemando?
Existen una serie de signos tanto a nivel físico como emocional que indican un desgaste propio del síndrome del cuidador quemado. Concretamente son unos 132 síntomas que pueden agruparse estas 5 categorías:
Indicadores físicos del síndrome del cuidador quemado
- Te sientes agotado de forma permanente
- Sufres dolores musculares, mareos dolores de cabeza u otras molestias habitualmente
- No descansas bien, tienes problemas para conciliar el sueño o no consigues dormir toda la noche de un tirón
- Has perdido apetito
- Ha aumentado el consumo de café, bebidas con cafeína o fumas más
- Tomas medicamentos para dormir o para mantenerte despierto
- Estás descuidando tu aspecto
Indicadores emocionales del síndrome del cuidador quemado
- Te sientes triste o enfadado con frecuencia
- Sufres cambios bruscos de humor
- Tienes sentimiento de culpa de forma habitual
- Te preocupa el futuro y se asusta enfrentarte a tus problemas
Indicadores interpersonales del síndrome del cuidador quemado
- Te relacionas menos con tus amigos, familiares y compañeros
- Tratas peor a las personas de tu entorno
- Te enfadas con las personas a las que cuidas
- Contestas de manera agresiva o estás más irritable
- Estás más susceptible de lo normal
Indicadores motivacionales del síndrome del cuidador quemado
- Sientes que nada de lo que haces te llena
- Has perdido el interés por aquello que antes te gustaba
- Dejas las cosas para otro momento
Indicadores cognitivos
- Te cuesta concentrarte y recordar algunas cosas
- Rindes menos en el trabajo y sientes que no te cunde el tiempo
Es conveniente saber que este síndrome es contagioso, es decir, el ambiente de desánimo y decaimiento puede propagarse fácilmente en un equipo de cuidadores y derivar en un descontento generalizado. Por eso, cuanto antes se detecte y pueda superarse, mucho mejor.
¿Cómo evitar el síndrome del cuidador quemado?
Una vez identificados los síntomas, si hay indicios claros de este estado, se debe poner remedio lo antes posible. Hoy compartimos algunas recomendaciones para combatirlo:
- Pide ayuda: cuidar a una persona, en la mayoría de los casos, no es una tarea ligera. Conlleva cansancio físico y una importante carga emocional. Por eso es necesario compartir esa carga y pedir ayuda a familiares, compañeros o a otros profesionales que ayuden a sobrellevar lo que esa labor implica.
- Saca tiempo para ti. Es importante dedicarse tiempo a uno mismo aparte del trabajo. La labor del cuidador puede resultar absorbente y agotadora mentalmente, por eso es crucial hacer otras actividades para desconectar de la rutina y preocuparse por uno mismo más allá del trabajo y de la persona a la que se atiende.
- Practica ejercicio. La práctica habitual de ejercicio no es buena solamente para mantenerse en buena forma, sino también para despejar la mente, disfrutar del aire libre y conocer a otras personas.
- Cuida tu vida social. Mantener el contacto con las personas de tu entorno, aunque cueste esfuerzo, es importante para relajarse y ser consciente de la realidad aparte del trabajo.
- Descansa y come bien. Una dieta sana y equilibrada y al menos 8 horas de sueño son dos aspectos que pueden mejorar nuestro estado de ánimo y energía física notablemente.
Por otra parte, en el ámbito laboral es importante fomentar conductas en la persona atendida que motiven y ayuden al profesional a sentirse realizado: promover la autonomía de la persona y aplicar todas aquellas terapias o actividades que puedan mejorar su funcionamiento mental y físico son factores muy positivos para ella y también para el cuidador, que encuentra así una meta diaria hacia la que dirigirse.
Como siempre, ante cualquier duda, recomendamos acudir o consultar con un profesional que pueda orientar al cuidador y combatir el síndrome del burnout.